Las sustancias químicas pueden ser peligrosas, incendiarse o explotar; pueden corroer las tuberías, envenenar a los peces, y causar daños a los árboles y otras plantas.
También, las sustancias químicas pueden dañar la salud de las personas. Esto no es nada nuevo. El envenenamiento por plomo en los constructores de barcos está documentado desde hace 2000 años. Desde hace siglos se sabe que el arsénico es un veneno; que el mercurio daña el sistema nervioso, y que el carbón y el polvo de algodón pueden causar cáncer pulmonar.
Sin embargo, existen cambios notables en nuestro conocimiento científico sobre cómo las sustancias químicas pueden dañarnos. Se solía decir que “el veneno depende de la dosis”. Las medidas para proteger la salud y la seguridad en el trabajo se han desarrollado tomando como base el concepto de que se podría proteger a las personas, manteniendo un determinado valor de exposición (límite de exposición permisible [PEL, Permissible Exposure Limit]) o límite de exposición recomendado (REL, Recommended Exposure Limit). Actualmente, sabemos que no solo importa la dosis.
Los nuevos datos científicos revelan que los niveles de exposición que antes se consideraban seguros, pueden ser realmente bastante peligrosos. Por ejemplo, sabemos que no existen niveles seguros de exposición al plomo en niños –cualquier dosis puede dañar el cerebro y el sistema nervioso infantil. Esta nueva idea de que pequeñas cantidades de una sustancia química pueden producir daños importantes en la salud y el desarrollo de las personas, es especialmente verdadera en el caso de las sustancias químicas denominadas alteradores hormonales, que pueden causar daños a dosis muy pequeñas.
También, los nuevos datos científicos demuestran que existen muchos y diversos factores que influyen en cómo responden las personas a la exposición a sustancias químicas. Además de la dosis, se incluyen:
- Momento de la exposición
- Duración de la exposición
- Exposiciones previas a la sustancia química
- Edad
- Sexo
- Estado de salud
- Caracteres genéticos
- Metabolismo individual
- Factores ambientales y económicos
- Vía de exposición
La mayoría de las medidas de protección de la salud laboral se han determinado teniendo en cuenta la idea de que cada sustancia química tiene un nivel “seguro” de exposición. Este principio ha originado que las soluciones se basen en disminuir los niveles de exposición por debajo del umbral “de seguridad”, por medio de equipos de protección personal, como máscaras y guantes, y controles técnicos, como campanas de ventilación.
Estas soluciones se sitúan al final de la jerarquía de los medios de control. ChemHat se ha diseñado para preguntarnos y responder otra cuestión. En lugar de responder a la pregunta: ¿qué controles técnicos y equipo de protección personal necesito para reducir los niveles de exposición a un nivel “seguro”?, ChemHat se ha diseñado para responder a la pregunta: ¿puedo hacer este trabajo sin utilizar sustancias químicas peligrosas? Sabemos, gracias a casos reales de sustitución y de eliminación, que sí es posible.