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Las medidas de protección de los trabajadores, protegen también el medio ambiente: existe un vínculo entre la salud laboral y el medio ambiente.

La gente solía pensar que las emisiones procedentes de las sustancias químicas tóxicas y de los procesos de fabricación eran un problema local, que solo afectaba a las personas en su lugar de trabajo. Actualmente, se sabe que la salud laboral y la salud ambiental van de la mano. Las sustancias químicas tóxicas y los residuos peligrosos no afectan solo a los trabajadores. Afectan también a las comunidades y al medio ambiente, lejos de la fuente de su origen.

Cada día, se emplean en EEUU decenas de miles de sustancias químicas y muchas son prácticamente indestructibles. En la actualidad, sabemos que hay que considerar el ciclo de vida de la sustancia química, para identificar sus peligros: desde su fabricación, almacenamiento, utilización, hasta su eliminación final. Los trabajadores están expuestos a sustancias químicas durante la fabricación y el transporte de los productos. La población puede estar expuesta a estas sustancias durante su uso. Y, finalmente, estas sustancias químicas contaminarán el aire, el agua y la tierra, a través de los lixiviados de los vertederos, o por las emisiones durante el proceso de reciclado o de otros procesos de gestión de residuos.

Cada año, se liberan al ambiente miles de millones de kilos de sustancias químicas. La mayoría de las emisiones se producen durante las operaciones normales y rutinarias, pero en caso de accidentes que matan y lesionan a trabajadores se emiten grandes cantidades. Podemos reducir la cantidad emitida al ambiente, disminuyendo el uso de sustancias tóxicas y sustituyéndolas por alternativas más seguras, al comienzo del ciclo de vida: el proceso de fabricación. Esta medida protegería a los trabajadores, a las personas y al medio ambiente, durante la vida de una sustancia química.